La Voz de Asturias. 06-06-2005
Una cueva riosellana aporta
claves sobre los orígenes de la escritura (el yacimiento tiene también un centenar de pinturas de
figuras de animales)
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Los expertos destacan el modo de comunicación de
hace 22.000 años hallado junto a Tito Bustillo
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Un panel de La Lloseta tiene signos hechos con los dedos, un
método útil “para contar cosas”.
Georgina Fernández
Una
cueva riosellana puede revelar el origen de la escritura. Rodrigo Balbín, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Alcalá
de Henares, ha terminado ya algunas de las investigaciones emprendidas después
de la campaña arqueológica realizada el verano pasado en Tito Bustillo y las
cuevas de su entorno. Una de las conclusiones, que publicará en una revista
francesa, es la importancia de la gruta de La Lloseta. Una de las
particularidades que destaca es la de los signos que aparecen en uno de los
paneles de la cueva, trazos de dedos pareados que, para este experto, son “un
sistema de comunicación”. Balbín considera que ese panel de signos es “muy
interesante”. En su opinión, son “los sistemas gráficos del Paleolítico
Superior” y servían “para contar cosas”.
Esta especie de escritura tiene 22.000
años de antigüedad. Sobre todo, aparece en un enorme panel que
contiene más de veinte signos pareados, digitaciones, hechos con dos dedos
juntos, lo que forma líneas paralelas. La pintura, siempre roja, se aplicó con
los dedos y se consiguió con óxidos de hierro mezclados con agua o grasa
animal.
LA PÁGINA:
Por
otro lado, Balbín dice que es muy difícil saber el lapso de tiempo en el que se
realizaron esos signos, pero cree que “lo más probable es que se hayan hecho en
muy poco tiempo”. Son, pues, una especie de página
escrita en la pared de la cueva.
Algo así aparece en la Dordoña francesa y en una
cueva cántabra, la de La Garma,
descubierta en 1995, que data del paleolítico superior. Pablo
Arias, asturiano, y catedrático de la Universidad de Cantabria, dirige las
investigaciones en ese yacimiento. El asegura que esos trazos hechos con los
dedos, de dos en dos, es un fenómeno que “no es frecuente” y sí han aparecido
en La Garma,
como en La Lloseta.
SIGNOS LOCALES:
Este
investigador también cree que se trata de “una especie de lenguaje” y apunta
que estos signos tiene una característica “muy interesante”, y es que “están
muy regionalizados; es decir, que en una zona determinada, situada en un radio
de 40 o 50 kilómetros,
los signos son iguales, como si se tratara del “lenguaje de una etnia
concreta”.
Rodrigo
Balbín, jugando con los términos con los que habitualmente se califica a las
grutas con pinturas rupestres, asegura que Tito
Bustillo es una catedral, pero La
Lloseta es “una iglesia importante, más de lo que se creía”.
DECENAS DE HUESOS GRABADOS:
En La Lloseta han aparecido también muchos trozos de
hueso grabados “más de lo que se podría pensar”, añade, y
puntualiza “más de lo habitual”. Hay que tener en cuenta que el trabajo
arqueológico supone la investigación del yacimiento mediante catas pequeñas y
el 20% del material recogido han sido estos huesos grabados; una proporción
mayor que la que se registró en Tito Bustillo.