La Escritura nació
en Cantabria, más de 30.000 años ANTES que
en Mesopotamia
(Jorge Mª
Ribero-Meneses)
La primera palabra conocida, grabada sobre piedra en
la Cueva del Castillo,
tiene 38.500 años de antigüedad
Las primeras
evidencias de pensamiento simbólico
Antes de seguir adelante con mi exposición,
considero obligado ceder la palabra a Victoria Cabrera y a Federico Bernaldo de
Quirós, directores de las excavaciones que con resultados cada vez más
extraordinarios vienen realizándose en ese impresionante filón arqueológico que
responde al nombre de Cueva del Castillo.
He aquí, pues, cuanto ambos escriben en el
reportaje de N.G. que me ha
permitido identificar la primera palabra
del lenguaje humano que hasta la fecha nos es conocida. Significativamente y
como si hubieran intuido mi descubrimiento, los dos arqueólogos citados
encabezan su artículo con el elocuente y premonitorio título de... Hacia
una mente simbólica:
Las
excavaciones realizadas (en
Las
excavaciones realizadas desde 1980 se han centrado especialmente en una etapa
crítica para
Unos
10.000 años más tarde, otro grupo humano abandonó el extremo de un hueso largo
utilizado como cincel, que presenta en el borde izquierdo una serie de trazos
cortos, realizados con buril y repetidos rítmicamente. Por último, el nivel auriñaciense de hace 38.500 años, está
proporcionando al equipo de excavación auténticas joyas de arte mueble de una
antigüedad insospechable.
Estos avances humanos, tímidos pero seguros,
coinciden también con el inicio de la expresión simbólica. Así lo
atestigua el hallazgo que tuvo lugar en 2001, en las capas de
En el
nivel 18c, correspondiente al auriñaciense (...) han aparecido motivos
simbólicos sobre un pequeño fragmento de cincel y sobre un hueso. Varias
dataciones de las muestras recogidas en las distintas campañas, a profundidades
diferentes y en puntos diversos,
ofrecieron un promedio de 40.000 años de antigüedad, la fecha más antigua para
el comienzo del paleolítico superior en Europa occidental. Las primeras
dataciones, publicadas en 1989, inauguraron un apasionado debate científico que
todavía sigue abierto en nuestros días, ya que hasta esa fecha la comunidad
científica situaba el inicio del paleolítico superior en Europa hace sólo entre
35.000 y 30.000 años.
(En el
nivel correspondiente a los 38.500 años) salieron
a la luz tres dientes de dos individuos infantiles de diferente edad, de
atribución incierta y dos piezas de arte mueble con grabados muy definidos.
Una de ellas constituye un descubrimiento excepcional por su rareza: se trata
de un hueso de ciervo con el cuarto delantero de un cuadrúpedo grabado y tal
vez pintado. Por la datación media del
nivel, se trata de la primera muestra de arte naturalista en Europa occidental. La otra pieza, que parece tener una
simbología femenina, es un segmento de arenisca recortado en forma triangular y
en el que aparecen grabadas una serie de líneas profundas que parecen
representar el sexo femenino.
Este tipo de representaciones se encuentran en antiguos paneles de arte
rupestre.
Hasta aquí Victoria Cabrera y Bernaldo de
Quirós, a los que no rebatiré en esta ocasión respecto a sus tesis sobre la procedencia asiática del hombre moderno y sobre el papel
desempeñado por el hombre de Neanderthal
en el remotísimo enclave sagrado de Puente
Biesgo. Eso sí, no quiero dejar de aconsejarles prudencia a la hora de
repetir las tesis que hasta aquí han venido circulando en relación con la
verdadera procedencia de nuestros auténticos antepasados racionales. Porque
En el último de los párrafos que acabo de
reproducir, Victoria Cabrera y Bernaldo de Quirós sostienen que el hueso de
cérvido en el que aparece grabado el
cuarto delantero de un cuadrúpedo, es la primera muestra de arte naturalista en
Europa occidental. Y tienen razón, aunque no solamente de Europa occidental sino de todo el
planeta, ya que ninguna de las figuritas de ánades que han sido descubiertas en Alemania y en Siberia y que
comparten edades muy similares a los hallazgos realizados en
Existen poderosas razones que inducen a
pensar que muchas de las piezas de arte
mueble que aparecen, aquí o acullá, por la geografía europea, podrían
formar parte del ajuar o pertrecho de viaje de las gentes
originarias del Occidente que
acometieron la ímproba empresa de colonización del continente euroasiático. Y
digo esto porque es muy significativo que la única modalidad artística que no es exportable,
la pintura rupestre, tiene su feudo
por antonomasia en el Norte de España
y en el Sur de Francia. Léase, en el
área cantábrico-gala en la que se
concentra el mayor número de manifestaciones artísticas creadas por el hombre
de
La conclusión que se desprende de todo
cuanto antecede se me antoja absolutamente obvia: las gentes de la región franco-cantábrica eran autóctonas; las de
allende, foráneas, extranjeras. Su arte viajaba con ellos, no brotaba del
sustrato cultural de las tierras en las que aquellos pueblos viajeros fueron
asentándose. Algo parecido, para entendernos, a lo que aconteciera cuando
España afrontó la colonización de América, sembrando dicho continente de
monumentos y obras de arte gestados por Españoles o Europeos o bien por los
descendientes de éstos, herederos de su maestría y de su técnica. Ninguna de
esas maravillas y tesoros artísticos serían imaginables si no se hubiera
producido la colonización ibérica de América, del mismo modo que ninguno de los
tesoros arqueológicos que poco a poco van viendo la luz en suelo europeo,
serían imaginables si no se hubiera consumado el poblamiento de la desértica
Europa glacial, por parte de gentes llegadas del cultísimo, fertilísimo y
archipoblado Occidente.
Con razón escribiría -lúcidamente y hace ya
muchos años- el profesor Pericot: Nuestros ancestros nos han dejado algo que
todo el Oriente no nos puede arrebatar. El
privilegio de haber creado el primer arte de
Y con la misma clarividencia que Pericot, se
expresa el también historiador Francisco
Jordà Cerdà, cuando escribe en su obra
Casi es seguro que
Europa fue colonizada desde nuestra Península.
Todo esto se escribía hace décadas, cuando
ya el más elemental sentido común estaba proclamando a voz en grito que